Esa ha sido la pregunta de mi vida…. entri qué? Pero ahora con más motivo porque muchos nos preguntan como llegamos a ponerle Entredosmares a la marca. La verdad que las razones detrás de los nombres siempre dan curiosidad. Por tontos que sean siempre apetece saberlos, además que ayuda un montón a que se te quede el nombrecito en cuestión. Para mí los mejores siempre son los que no tiene sentido, los más aburridos los que con las iniciales o los de la unión de sílabas de cada nombre de los hijos.
Entredosmares comenzó allá de los mares. Vamos que empezó cuando vivía en México y no paraba de agregarme al facebook gente que no veía desde la guardería. Yo no se como me encontraban pero era un no parar, y un no parar sin sentido, que digo yo que si agregas a alguien del que no sabes nada en 15 años mínimo será para saludarle y preguntarle como le va. Pero no, no, no… el modo espía mola mucho más. Pero vaya que espiar en facebook! Vaya cutrez de espia, anda. Debido a dichos acontecimientos, me dije que tenía que quitar mi apellido real de ahí que esto de la rrss me molaba pero era más por estar en contacto con los de cerca que tenía lejos que por querer salir en el hola de todos aquellos que me conocieron alguna vez y en realidad les importaba una mierder mi vida.
Como os digo vivía en México lo que me hacía sentir a caballo entre un lugar y otro. Ilusa de mí que pensaba que por hablar la misma lengua iba a ser todo muy del palo. Que va! Si ni el idioma lo entendía al principio, menos aún la forma de comportarse, comunicarse y muchas veces de vivir. Es lo que tiene un nuevo continente, una nueva cultura y todo el folklore extraño para una. Es lo que tiene ser extranjera en mayúsculas, que no te enteras de la mitad hasta que ya llevas una buena temporada.
Así que yo vivía entre dos realidades, la española y la mexicana, cuando escuché:
entre dos tierras estáááááás!
Y así, tal cual, entre dos tierras me sentía yo. Modismos, rutinas, sabores… nada tenía que ver con lo que conocía. Amigos, compañeros de trabajo, formas de vivir, rutinas… todo era diferente a lo que conocía y aunque no estaba enfrentadas si eran totalmente diferentes. Hasta la forma de llover era diferente! Así que a pesar de que Guadalajara está mar adentro y Gijón en la costa no lo dudé mucho, a mí lo que me pasaba es que vivía ENTREDOSMARES.
Algo tiene el mar que lo inunda todo, da paz, esperanza, es azul de muchos azules. Además la expresión entredosmares me recuerda a las liadas en las que siempre me meto. Es que lucia te metes a nadar en lo peores mares- decía mi madre. Es que lo quieres todo o es que quieres estar a todo y no se puede. Pues eso como meterme al mar con bandera roja para quitarte la arena ejemmmm -si lo habéis hecho alguna vez sabréis que el modo croqueta es siempre superior cuando sales que cuando entras-. Si a eso le sumas que nací ligada al mar, de villa marinera de pura cepa, sabes distinguir cuando el mar esta fuerte porque al portal de tu casa llega ese olor a alga y a ola. Te acostumbras a encontrarte al mar de fiesta. A que siempre esté frío y sea muy profundo, y a que cada año la ciclogénesis sea más furiosa, más expansiva y se lleve más arena de la playa y más cemento del paseo del muro. Pero sobre todo a echarlo de menos cuando no vives a su lado. Es algo curioso considerando que la playa aquí solo la disfrutas en verano y lo justito. Y que pueden pasar semanas sin que te acerques a la orilla porque estás haciendo vida por el interior de la ciudad. Pero al final, eres un ser de mar.
Guadalajara sin embargo, es una ciudad de interior. De hecho es la ciudad del mariachi y del tequila. Muy de interior. Está llena de jalisquillos, bebe profundamente de sus raíces católicas y de los altos de Jalisco que la rodean. Sin embargo para mí, Guadalajara tiene mar. Es algo muy curioso, podríamos llamarlo forzado, podríais llamarme flipada… pero y qué? Os juro que Guadalajara tiene mar. Cada uno puede elegir su playa, su cachito de costa, el mío sería Bahía de banderas en Nayarit y sin lugar a dudas San Pancho. Aunque no me disgusta la idea de imaginarme de surfer pijihippie viviendo en Sayulita. San Pancho es un pueblecito de cuatro calles de arena con 10 restaurantes cuya calle principal se llama avenida del tercer mundo. Mágico.
Bueno que Guadalajara tiene mar, porque cualquier fin de semana sin pensártelo más de dos veces pillas el coche y te plantas a la playa. No es que esté muy cerca. De hecho tardas al menos 4 horas. Pero siempre hay disposición para ir a la playa, siempre puedes convencer a alguien aunque solo quieras irte dos días o si hay puente y tienes suerte 3. No se suele ir más de 4 días, mi mexicanos se cansan de playa sino. Para ellos un descanso de 3 días de playa equivale a nuestros 15 días de torrez en agosto, veis diferencias culturales. No hay chiringuitos en mis playas mexicanas, ni casi gente, ni socorristas pero si muchas olas, respeto profundo al mar y paz absoluta. Y lo mejor, en la playa mexicana siempre es agosto. Es un fenómeno que no entenderé jamás. Creo que si la magia existe, es por eso. Puede ser enero y hacer frío en la ciudad, puede ser junio y estar diluviando, pero pillas el coche y te vas a la playa y zasca! Es agosto! El paraiso señores, se lo dice una que es del norte.
Así que sin duda yo vivo Entredosmares.
El Cantábrico y el Pacífico.
Uno cálido y otro frío.
Como sus gentes, como sus costumbres y como su esencia.
Auténticos.
Y de ahí vino este nombre tan bonito, de un día escuchando a Bunbury en un depa de Guadalajara reflexionando sobre el mar, facebook, y lo que es vivir entre dos continentes.